Tenemos la alegría de nuestras alegrías.
Y también la alegría de nuestros dolores, porque no nos interesa la vida indolora que la civilización de consumo vende en los supermercados y estamos orgullosos del precio de tanto dolor, que por tanto amor pagamos.
Nosotros
Tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran pasión al andar y el amor al camino, y tenemos la alegría de nuestras derrotas porque la lucha por la justicia y la belleza valen la pena, también cuando se pierden, y sobre todo tenemos alegría de nuestras esperanzas en plena moda del desencanto. Cuando el desencanto se ha convertido en artículo de consumo masivo y universal.
Nosotros
Seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo humano.”
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